Artículo El País versión impresa
Columna de opinión David Gironza
En el Valle los avances en todos los niveles educativos son significativos, especialmente en básica primaria y secundaria donde el acceso es casi universal. La deserción escolar en escuelas públicas está por debajo del 5% en promedio y la tasa de extra edad bajó a un 50% en ciudades como Cali y Buenaventura.
Lo anterior se debe a la capacidad de trabajo de directivos y docentes y al diseño e implementación de modelos educativos flexibles que han permitido que más de 50.000 niños continúen con su trayectoria escolar y culminen su educación media.
Modelos como Brújula, un programa liderado por las secretarías de Educación de dichas ciudades y que acompaña la Fundación Carvajal, ha contribuido a la prevención de la deserción y al retorno de más de 15.000 menores en situación de analfabetismo y extraedad.
Y para seguir logrando una región más incluyente y equitativa, debemos garantizar no solo el acceso y la permanencia de los estudiantes, sino la calidad de sus aprendizajes. Tenemos un reto mayor que se amplia por la pandemia, es un hecho que los estudiantes más vulnerables son los más afectados especialmente en su educación inicial y básica donde existen brechas considerables en los aprendizajes de lenguaje y matemáticas.
“En el 2019 la Unesco hizo un reconocimiento al Valle y en especial a Cali, dado que en la región todos los actores del sistema escolar trabajan incansablemente para prevenir la deserción y la permanencia de sus estudiantes, de ahí que se organizara un importante foro sobre inclusión y equidad”.
Según el Banco Mundial, a mediados del 2020, este grupo perdió el 49% de sus aprendizajes por su no asistencia física a las escuelas. Se calcula que esta pérdida ha sido desigual y acentúa aun más las brechas que existen en el país entre estudiantes rurales y urbanos y sus respectivos niveles socio económicos, entre regiones e incluso entre quienes tienen acceso a internet y a un dispositivo electrónico. Los estudiantes que antes de la pandemia eran vulnerables, son los que más sufrirán las consecuencias y así mismo, los que han permitido develar las falencias de un sistema que está obligado a crear más oportunidades para los niños con mayores desafíos de aprendizaje. La Entidad además ha establecido una serie de recomendaciones para mitigar esta pérdida, las cuales han sido acogidas por el Ministerio de Educación Nacional y sus secretarías y algunas organizaciones del sector privado y fundacional.
“Requerimos articular esfuerzos y crear mecanismos para monitorear el aprendizaje que están adquiriendo los estudiantes de manera remota”.
Necesitamos acciones basadas en la evidencia, que sean costo efectivas y se enfoquen en los más vulnerables del sistema. Por ejemplo, el 43% de los estudiantes menores de 12 años de la ciudad de Cali y el 70% de Buenaventura tienen dificultades para leer y comprender textos sencillos y para resolver operaciones básicas de matemáticas.
Resulta crucial acompañar a los maestros en el desafío de mantener el contacto con sus estudiantes y sus procesos de aprendizaje, para ello se requiere una mayor inversión en entrenamiento docente y en la creación y aplicación de estrategias de acompañamiento situado donde se retroalimente su desempeño en el aula.
Fuente: Columna de opinión periódico El País
Comments